La Niña regresa este invierno. Implicaciones para México.
Según el informe más reciente del Centro de Predicción Climática de la NOAA, las condiciones de La Niña están presentes actualmente y es probable que persistan durante el período de diciembre de 2025 a febrero de 2026. El consenso entre los modelos climáticos es sólido, anticipando una transición a una fase neutral entre enero y marzo de 2026.
¿Qué significa esto en términos concretos? El océano Pacífico tropical muestra un enfriamiento claro, con temperaturas por debajo del promedio desde la superficie hasta los 200 metros de profundidad en la mitad oriental del Pacífico ecuatorial. Pero el océano no actúa solo: El viento se ha aliado con este patrón. La NOAA reportan anomalías de los vientos del este en niveles bajos de la atmósfera, un mecanismo clave que empuja las aguas superficiales más cálidas hacia el oeste, permitiendo que las aguas frías profundas emerjan en el Pacífico central y oriental, lo que sostiene el fenómeno. No obstante, se pronostica que será un evento débil, lo que matiza, pero no anula, sus posibles efectos.
Consecuencias para México.
Con la influencia de La Niña, existe una mayor probabilidad de episodios de frío más intensos en horarios de la madrugada. Ciudades del norte como Monterrey, Chihuahua o Zacatecas podrían experimentar temporadas donde el termómetro descienda con mayor contundencia. No se descartan heladas que puedan impactar la agricultura de temporada y requerir de mayores medidas de protección para la población vulnerable.
Otro aspecto preocupante, con consecuencias a más largo plazo, es sin dudas el efecto de la sequía. La Niña tiene una medición histórica con condiciones más secas de lo normal en el norte y centro de México, al provocar una disminución significativa de las lluvias invernales. Esto es crítico para regiones que ya padecen de estrés hídrico. Por otro lado, el sur y sureste del país suelen recibir el lado más benévolo (húmedo) de La Niña. Mayores probabilidades de precipitaciones por encima del promedio en la Península de Yucatán, Chiapas, Oaxaca y Tabasco. Para estados como Quintana Roo o Yucatán, el invierno podría sentirse menos como una estación seca y más como una extensión de cielos nublados y chubascos ocasionales. Si bien esto puede ser positivo, también requiere monitoreo ante la posibilidad de lluvias localmente intensas.

La Niña, incluso en su versión débil, no es un actor que deba subestimarse. Su predominio durante el invierno 2025-2026 nos presenta un escenario de contrastes marcados: frío potencialmente más severo en el norte, sequía persistente en el centro y norte, y un oasis de lluvias en el sureste.
Comprender este mapa de riesgos y oportunidades es una herramienta clave para la acción. Desde el sector agrícola que ajusta sus ciclos de siembra, hasta las autoridades de protección civil y cada familia que se prepara para el frío o la escasez, la información oportuna es nuestro mejor aliado.